Tecnología para mejorar la calidad de vida del campo

Para llegar desde Neiva a la vereda Alto Villa Hermosa, del municipio de Campoalegre, Huila, toca viajar tres horas en carro, chiva y tarabita. Allí vive Nancy Silva con su esposo Litber y sus dos hijos. Ellos desde siempre han recolectado café y por años han tenido que padecer la falta de electricidad y gas en su hogar.

Sin embargo, en el mes de febrero de este año, la situación de la familia cambió considerablemente cuando se encontraron con Metalcof, una empresa opita del sector metalúrgico que utiliza la tecnología para mejorar las condiciones de vida de poblaciones vulnerables.

Desde hace algún tiempo, esta compañía diseña y construye estufas que bautizaron EcoEficientes, las cuales funcionan con un sistema híbrido de gas y leña. Con esta innovación la empresa ha logrado reemplazar las tradicionales hornillas del campo que generan bastante humo nocivo para la salud y demandan un importante gasto de madera.

Las estufas de Metalcof le permiten a una familia rural cocinar y hornear con leña, pero con una reducción del 70% en el consumo de este material y del 90% en la generación de material particulado. Además, la empresa creó un dispositivo que captura el calor de la estufa y lo convierte en energía eléctrica. Así familias como la de Nancy también han podido gozar de la luz en sus casas, pues el dispositivo les permite encender hasta 10 bombillos LED y cargar un celular.

Este desarrollo cuenta con una patente y se ha convertido en una pequeña central termoeléctrica que genera energía limpia y combate la deforestación. La reducción en el uso de leña ha llevado a que los campesinos talen menos árboles. Así mismo, les permite conservar una tradición de la cocina colombiana sin afectar la salud, principalmente de las amas de casa de las zonas rurales.

Detrás de Metalcof está el trabajo de los hermanos Nelson y Alexander Rojas, quienes con ayuda del ingeniero Ermes y el apoyo de entidades como el Sena y Conservación Internacional, han logrado instalar 8.000 estufas y actualmente están preparados para producir cerca de 1.200 unidades al mes.

La historia de esta empresa refleja la pujanza y resiliencia de muchos colombianos, pues nació del desplazamiento forzado que vivió Nelson Rojas. Él tuvo que abandonar su trabajo y empezar desde cero en un sector desconocido, el metalúrgico. Sin embargo, con el sueño de tener su propio negocio y sin pensarlo, en 2013, gracias a una convocatoria del Fondo Emprender del Sena, montó la empresa que hoy está cambiando la vida de muchas familias vulnerables.

“Nosotros no teníamos para comprar una chimenea y todo se llenaba de un humo que ahogaba, ahora con la estufa todo calienta bien, se puede asar y cocinar al tiempo y cargar el celular para las tareas de los niños”, dice Nancy.

Litber Adames asegura que nunca habían pensado en tener energía eléctrica porque llevarla hasta su casa le cuesta más de 10 millones de pesos. “A esta familia le donamos la estufa, pero también trabajamos en alianza con instituciones que financian las entregas o con el Banco Agrario, que les presta a pequeños agricultores para la compra”, asegura Alexander Rojas.

Una de las alianzas estratégicas ha sido con la Conservación Internacional, una organización medioambiental que compra y dona las estufas a todos los campesinos que se comprometen con la conservación de los bosques y el cuidado de la fauna en lugares como Piamonte, Cauca.

Metalcof ha llevado sus estufas a casi todo el país, en regiones apartadas de departamentos como Chocó, Amazonas, Caquetá, Putumayo, entre otros. Por esta razón ha generado un impacto social en poblaciones vulnerables indígenas, afrodescendientes y víctimas del conflicto armado.

En este momento la empresa genera 18 empleos directos y trabaja en el diseño de una segunda versión del dispositivo con capacidad para dar energía a un televisor pequeño, una licuadora, cercas eléctricas para el ganado y un modem de internet.